viernes, 27 de junio de 2014

ANNABEL LEE


Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee,
y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.

Éramos sólo dos niños mas ¡tan grande nuestro amor!
que los ángeles del cielo nos tuvieron envidia
pues no eran tan felices (ni siquiera la mitad )
como todo el mundo sabe, en aquel reino junto al mar.

Por eso un viento partió de una oscura nube… aquella noche…
para helar el corazón de la hermosa Annabel lee,
luego vino a llevársela su noble parentela
para enterrarla en un sepulcro en aquel reino junto al mar.

Nuestro amor era más fuerte que el amor de los mayores
que saben más, como dicen, de las cosas de la vida
¡Ni los ángeles del cielo ni los demonios del mar
separaran jamas mi alma del alma de Annabel Lee!

No luce la luna sin traermela en sueños
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos
y así paso la noche acostado con ella
mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.

En aquel sepulcro junto al mar
en su tumba junto al mar ruidoso.


ANNABEL LEE

It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of ANNABEL LEE;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
In this kingdom by the sea;
But we loved with a love that was more than love-
I and my Annabel Lee;
With a love that the winged seraphs of heaven
Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsman came
And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
Went envying her and me-
Yes!- that was the reason (as all men know,
In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we-
Of many far wiser than we-
And neither the angels in heaven above,
Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
Of the beautiful Annabel Lee.

For the moon never beams without bringing me dreams
Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise but I feel the bright eyes
Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling- my darling- my life and my bride,
In the sepulchre there by the sea,
In her tomb by the sounding sea.



(Santiago Auserón, en una entrevista concedida a la cadena M-80 en julio de 1998, afirma que: “La sonoridad que tiene el poema de Poe en inglés es prácticamente rockera... cualquier autor contemporáneo podría agarrarla y hacer un rock ácido con ella, bien ácido. Creo que es un ejemplo de claridad, de medida, de sonoridad, que al pasarla al castellano, prácticamente, se conserva. Es de esas letras mágicas que tienen poder musical antes de ponerle música”.)

Las reglas del juego (diez)


MANERAS DE 
                     LLAMAR
                                A UNA REUNIÓN
                                                         DE POEMAS.

Poemario (la más evidente),
rimas (sin libertad),
poemas (inequívoca),
poesía (singular),
poesías (varietés),
poesía completa (contrasentido),
antología poética (por antologados, no por antológicos),
poesía escogida (discriminatorio),
poemas reunidos (“por favor, no molesten”).


También se suelen usar títulos profundos y contundentes como: Somos el tiempo que nos queda; Palabra sobre palabra; Las personas del verbo; La destrucción o el amor; El fuego de cada día; El último hombre; La realidad y el deseo; Fragmentos de un libro futuro; Sin esperanza con convencimiento; El don de la ebriedad; La memoria y la muerte; etc.

viernes, 13 de junio de 2014

Las reglas del juego (nueve). LAS PALABRAS


LAS PALABRAS

Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.

                                  Octavio Paz

sábado, 7 de junio de 2014

Raymond Carver


 
ONDAS DE RADIO

                                            A Antonio Machado

Ha dejado de llover y sale la luna.
No sé nada de ondas
de radio. Pero supongo que se transmiten mejor
después de haber llovido, con el aire húmedo.
En cualquier caso, ahora puedo coger Ottawa, si quiero,
       o Toronto.

Últimamente, por la noche, me sorprendo a mí mismo
interesado en la política canadiense
y en sus problemas internos. Es verdad. Antes solía buscar
sus emisoras de música. Me sentaba aquí en el sillón
y escuchaba, sin hacer nada ni pensar en nada.
No tengo tele y ya no leo
los periódicos. De noche pongo la radio.

Cuando llegué a este lugar estaba intentando alejarme
de todo. Especialmente de la literatura,
de cómo te atrapa y sus consecuencias.
Un deseo en el alma de no pensar.
De quedarme quieto. Y a la vez
un deseo de ser estricto, sí, y riguroso.
Pero el alma también puede ser una afable hija de puta,
no siempre es de fiar. Y no lo tuve en cuenta.
Le hice caso cuando me dijo: Mejor cantar a lo que se ha ido
y no volverá que a lo que sigue ahí
con nosotros y seguirá ahí mañana. O no.
Y si no, da igual.
Tampoco importa mucho, dijo, si un hombre no le canta
          a nada.

Ésa es la voz que escuché.
¿Es posible que alguien piense así?
¿Da todo igual, realmente?
¡Qué absurdo!
Pero pensaba estas estupideces de noche
cuando me sentaba en el sillón y escuchaba la radio.

Entonces, Machado, ¡tu poesía!
Era un poco como el hombre maduro que se enamora
de nuevo. Una cosa digna de atención;
desconcertante, también.
Se me ocurren tonterías como colgar tu retrato de la pared.
Y llevarme tu libro a la cama conmigo,
dormirme con él a mano. Una noche
pasó un trén por mis sueños y me despertó.
Lo primero que pensé, con el corazón acelerado
allí en el dormitorio a oscuras, fue esto:
No pasa nada, Machado está aquí.
Y me volví a dormir.

Hoy me llevé tu libro cuando fui a dar
un paseo. “Presta atención”, dijiste,
cuando alguien se preguntó qué hacer con su vida.
Así que miré alrededor y tomé nota de todo.
Luego me senté con el libro al sol, en mi sitio
junto al río, desde donde puedo ver las montañas.
Cerré los ojos y me puse a escuchar el sonido
del agua. Luego los abrí y empecé a leer
“Abel Martín”.

Esta mañana pensé mucho en ti, Machado.
espero, incluso a pesar de lo que sé de la muerte,
que hayas recibido el mesaje que te envié.
Pero da igual si no es así. Que duermas bien. Descansa.
Antes o después espero que nos encontremos.
Entonces podré decirte estas cosas personalmente.

Donde el agua se une a otras aguas (1985).
Traducción Jaime Priede.



("Carver no escribe poesía de manera circunstancial entre relato y relato, más bien al revés: la poesía es para él un cauce espiritual del que se desvía para escribir sus relatos, los cuales, tras su muerte, le procuraron el calificativo de 'el Chejov americano' en el periódico londinense The Guardián". Tess Gallagher en Todos nosotros, Bartlevy Editores, 2007.)