sábado, 10 de octubre de 2015

Haiku (tres). EJO TAKATA


Es el viento de primavera
Dicen el amo y el criado
Hacemos juntos el camino

(Cuando el viento o el Espíritu divino sopla, tu ego y tu ser esencial son una sola y misma cosa. Los kimonos del amo y del criado ondean de igual modo. Delante del embate del viento divino, ¿qué diferencia existe entre mi amo y yo? ¡Ninguna! No existe diferencia. Somos iguales)


Cogerla, ¡qué lástima!
Dejarla, ¡qué lástima!
¡Ah, esta violeta!

(Es preciso que abandone el deseo de conservar mi vida y también que abandone la idea de no conservarla. Sólo hay que vivir. Es la violeta lo que es importante, no mi deseo de utilizarla. Hay que vivir en el mundo sin deseo de utilizarlo, estar alegre con uno mismo como la violeta, la modesta violeta)


La larga noche
El ruido del agua
Dice lo que pienso

(Así es. Cuando el poeta dice:«La larga noche», hay que pensar que está en pleno placer, está vivo, está disfrutando de la aventura de una noche en blanco. Él a solas con la noche.
Tan pronto como el sol comienza a desaparecer, yo empiezo a percibir la llegada de la noche y a percibir los cambios que se operan en mi interior)

(Poemas comentados por Alejandro Jodorowsky, discípulo de Takata en México en los años sesenta, y reunidos, junto con otros cuentos zen, en El dedo y la luna, Ediciones Obelisco, 2003, con traducción de José Ramón Monreal)

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